29 Jul EL VINO Y SU LENGUAJE
En el vasto universo vinícola, donde la tradición se entrelaza con la pasión, la cultura y desgraciadamente el folkclore, surge una batalla crucial: la batalla por el lenguaje preciso y elegante, tampoco nos tenemos que ir al otro extremo, nunca es bueno, pero sí que tendríamos que hacer un ejercicio de reeducación verbal cuando hablamos de vino, me duelen los oídos con tanto diminutivo, ¿Acaso un Ribera del Duero se reduce a un «riberita»? ¿Un Rioja se convierte en un «riojita»? o un champagne en un champancito? ¡¡¡No!!! ¡estos vinos merecen un trato digno de su estirpe!, llamemos a las cosas por su nombre, de la misma manera que no vamos al museo del Prado a ver unos cuadritos de Goyita o al reina Sofia a ver el Gernikita, tratemos al vino con mayor respeto, por lo menos con el mismo que él nos trata a nosotros, nos aporta alegría, consuelo, historia, nos une…. Y nosotros lo tratamos con diminutivos, que generalmente no están relacionados con el cariño.
Elevemos nuestros sentidos más allá de «blanquitos» o «champancitos», exploremos la complejidad aromática de cada copa. ¿Frutal? ¿Especiado? ¿A madera? ¡Descifremos la sinfonía de sabores que cada vino nos regala!, hablemos de zonas, de bodegas, de proyectos, de países, de uvas, de añadas, de elaboraciones, tenemos infinidad de términos para usar, ese es otro regalo que nos hace el vino, y nos limitamos a cuatro cosas y con infinitivos…e
Hablemos de vino como se merece
Compartamos la pasión, el vino es un lenguaje universal que une a personas de todas las culturas, ideas o pensamientos, conversemos con amantes del vino, compartamos experiencias y conocimientos, pero desde un punto de vista didáctico, divertido y sin intentar siempre demostrar que sabemos más que la persona que tenemos enfrente, en este mundo del vino la modestia es básica entre la gente que sabe mucho y muy necesaria entre la gente que no sabe mucho. ¡El vino es más que una bebida! es un arte, una ciencia, una cultura, es un placer que merece ser disfrutado con respeto y conocimiento.
¡Hablemos de vino como se merece! abandonemos la jerga banal y elevemos nuestro lenguaje a la altura de este néctar divino. ¡Brindemos por el vino, la cultura y por el lenguaje preciso y elegante en el mundo vinícola!








